La primera inició con el invento de la máquina de vapor y cambió para siempre la manera en la que nos relacionamos para satisfacer nuestras necesidades. Una nueva fuente de energía, diferente a la humana, permitió pasar de una producción manual a una industrial, y esto generó transformaciones tan profundas, no solamente al interior de las fábricas sino en el tejido social que se empezaba a organizar alrededor de la producción, que en los libros de Historia aún es llamada La revolución industrial.
Pero lo cierto es que eso que inició en 1784 es UNA revolución industrial, la primera, y no podemos atribuirle el pronombre singular pues a ella le siguieron otro par y hoy, más de dos siglos después, estamos viviendo el inicio y consolidación de la Cuarta revolución industrial.
Tres frentes de trabajo para la cuarta revolución tecnológica
Si la primera utilizó la máquina de vapor para mecanizar procesos, la segunda aprovechó la línea de ensamble de Henry Ford para producir en masa y la tercera se apoyó en la masificación del Internet y la electrónica para automatizar la producción. La Industria 4.0, otro nombre utilizado para las transformaciones a partir de la Cuarta revolución industrial, construye desde el terreno recorrido en cuanto a digitalización pero, adicionalmente, viene a combinar tecnologías y desdibujar las fronteras entre el mundo físico, biológico y digital.
UNIVERSOS CIBERFÍSICOS
Gemelos digitales, es decir, representaciones virtuales 1:1 de una máquina física en las que una intervención en el modelo virtual genera una reacción idéntica en el físico y visceversa, es tal vez el ejemplo más simple de lo que en esencia es una fábrica 4.0: combinaciones inteligentes de componentes, objetos y sistemas dotados de habilidades de almacenamiento y analítica, conectados a través de las tecnologías habilitantes de la Industria 4.0, como Internet de las Cosas, Inteligencia Artificial, Blockchain y Ciencia de Datos.